Bienvenido curso 2023-2024

Los que somos maestros vivimos nuestra propia Nochevieja en agosto y hacemos nuestra lista de propósitos en septiembre. Contamos los periodos por trimestres y planificamos cada fin de semana nuestras cinco jornadas. Somos felices estrenando agenda escolar y lápices de colores.

Llevamos algunos días preparando el aula para recibir a los alumnos que vuelven el lunes a llenar los pasillos de risas y el patio de balones y muchas ganas de jugar. Listas preparadas, clases limpias y encima de la mesa un nueva ley educativa que sigue cogida con pinzas y mirando de reojo por si se cambia alguna coma por un punto.

Nuevos retos para un nuevo curso escolar que afrontamos con ganas e ilusión y en el que una vez más esperamos que toda la comunidad educativa colabore y vaya a una. Entendemos que los tiempos son otros y estamos haciendo todo el esfuerzo necesario para que la escuela se adapte a esta nueva realidad. Pedimos respeto y que nos dejen hacer nuestro trabajo. Las puertas siempre están abiertas al diálogo y al acuerdo pero con la premisa que en nuestra casa hay límites.

El pasado ha de quedar en el pasado pero es complicado deshacerse del poso que dejó el curso anterior en mí. Estas semanas de descanso me han servido para fortalecer mi mente, estudiar y recordar que nadie puede dar lo que no tiene. Ante el desequilibrio solo se puede dar un paso atrás y dejar claro que hay tolerancia cero a la locura no tratada.

El lunes abrimos un nuevo capítulo en la vida escolar de muchos niños pero también de los docentes. A veces nos olvidamos que necesitamos estar bien para poder desempeñar nuestra función. Siempre pensamos que podemos un poco más y que lo que nos pasa es producto del final del trimestre pero no siempre es así y necesitamos cuidar los unos de los otros porque nadie más va a hacerlo.

Muchos años de docencia y aún siento ese cosquilleo del primer día en la puerta del colegio. No prometo mantener mi brillo todos los días pero sí no dejar que las circunstancias hagan que mis ganas se consuman como la cera de una vela.

Suerte y salud para todos los docentes que no bajan los brazos y cuidan de lo mejor que este mundo tiene que son las sonrisas de nuestros alumnos.

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