
Ese año en el que hemos tenido que replantearnos toda nuestra vida. Hemos cambiado la forma de trabajar, de relacionarnos y de hacer rutina. Ese año en el que una nueva normalidad es de todo menos normal. En el que hemos cubierto nuestra boca y borrado las líneas de las manos con desinfectante.
Ese año en el que los ojos ganaron protagonismo y empezaron a decir mucho. En el que hemos tenido que dejar de vivir hacia fuera para hacerlo hacia dentro. Ese año en el que no viajamos, no cambiamos de residencia y no intercambiamos charlas largas ni postres dulces.
Ese año en el que sustituimos los domingos de muchos por los domingos de pocos. Y en el que nos jugamos el bienestar por dar un abrazo porque si algo resultó caro fue dar cariño. Las palabras y las miradas ganaron a las acciones y la conciencia se hizo presente para muchos.
Ese año de cine en casa, palomitas de sartén y manta de sofá. En el que los parques estuvieron cerrados pero los bares abiertos. En el que metimos a los niños en burbujas de lunes a viernes pero que se explotaron los fines de semana.
Ese año en el que algunos sintieron que su libertad se veía reducida y otros vimos que sin represión no hay solución. Ese año en el que muchos vimos a los nuestros tras una pantalla pero los sentimos bien cerca y otros que mandaron a tomar viento todo y continuaron con su jolgorio.
Ese año en que para algunos la pandemia nos trajo algo más que un virus y se llevó mucho más que ocio y libertades. Pero….nos dejó con la suficiente energía para combatirlo todo, para intentarlo todo y seguir creciendo. Fue un año belicoso, caprichoso y de incertidumbre pero la luz siempre acaba haciéndose. Todo siempre siempre tiene cosas buenas y positivas.
Ese año que nos dejó claro que vivíamos dando por supuesto demasiadas cosas, como si fuéramos dueños de nuestra propia vida, corriendo de un lado hacia otro, demasiado mentales y poco afectuosos, todo hacia fuera. Hasta que un minúsculo bicho ha puesto en jaque mate nuestro reino.
Ese año que pasará, porque todo pasa. Que será mucho para algunos y poco para otros. Que cambiará el rumbo de muchos y dejará a otros igual. Que hará que algunos suban y otros bajen pero que será el año que todos vivimos peligrosamente. Y en ese peligro algunos jugaron con fuego y acabaron quemando a otros pero hubo súper héroes de bata blanca. Otros que consiguieron mantener viva la esperanza de muchos y miles de esos locos bajitos que se adaptaron a todo y que dieron una gran lección al universo que se llevó muchas cosas pero no sus ganas de reír y de jugar.
Ese año que vivimos…