
Los días van pasando pero más bien nos van pesando un poco a todos. Hay días que encontrarle la parte buena y positiva a toda esta pandemia es un reto. Vivimos momentos de puro hastío y desasosiego. Y quien de nosotros no ha sentido la necesidad de gritar en voz alta que no puede más. No nos enseñaron a reconocer nuestras emociones negativas.
Allá donde vas encuentras frases positivas, los azucarillos de las cafeterías dan verdaderas lecciones de vida y en las sudaderas se plasman imágenes y palabras de superhéroes. Me reconozco una gran consumidora de mensajes que ayuden a subir el ánimo pero hay días que anhelo encontrar una taza de desayuno que me de la razón y no me la quite.
Vivimos un año duro y los primeros días de éste no están siendo mejores. Nuestras esperanzas en la vacuna son muchas y necesitamos que empiece a funcionar para empezar a recuperar un poquito de nuestra forma de vivir. Las noticias que nos llegan no son buenas y en medio de todo este caos muchos sentimientos feos nos corroen por dentro. Y cargamos con todo y todos.
Pero señores hay que empezar a soltar, a dejar ir. Cada uno ha de buscar su propio momento, su actividad, cualquier cosa que nos haga sentir bien y nos relaje o no, pero que no suene a obligación y sí a disfrute. Dejemos la culpa fuera y reconozcamos que se nos acabó la paciencia, la energía y las ganas. Lo que dices en voz alta, lo escuchas, lo grabas, lo asumes, lo sueltas y deja de pesar. Nadie puede estar cada día completamente feliz, es solo una imagen, una pose y un estado. No lo olviden. Las redes sociales son solo eso, imágenes de un momento ideal. Como un plato de un restaurante con estrellas Michelin es el resultado de una cocina llena de cacharros para lavar.
Y no pasa nada, hoy me acuesto así y mañana vuelvo a cargarme de energía y ganas. Mi debilidad de ayer me hace fuerte hoy y me libera caerme hoy porque sé que mañana estaré en pie. Aún nos queda mucho por delante, ni todo será malo ni todo bueno. Y vamos a tener que ir sorteando el tiempo porque todo es cuestión de tiempo.
Es una cuestión de resistencia física pero más mental y aunque esta situación no pueda con nosotros se está llevando por delante mucho de todos y aunque haya días que no seamos capaces de ver luz, la hay, solo que es un puntito brillante allí a lo lejos.
Como ya comenté soy doña listas y una forma de organizarme a mí misma es tener a mano todo aquello que anhelo, mis planes, lugares a visitar, actividades para hacer y un largo etcétera. Hace unos días cuando empecé a sentir los primeros síntomas de cansancio mental cogí papel y boli, pensé en las cosas sencillas que quiero hacer cuando sea posible y entre conversación y conversación mis primeros planes tendrán el sustantivo de sol y compañía y los verbos hablar y reír sin prisas, sin reloj.
Nadie nos preparó para una pandemia, nadie nos dijo que sería así y aunque haya días que nos canse eso de oír que tenemos salud y estamos vivos, no hay nada más cierto que hoy estamos aquí leyendo estas líneas y teniendo la opción de hacer planes y seguir soñando.
¡Fuerza para todos!