
Ahora que la tierra se mueve bajo mis pies busco el modo de mantener el equilibrio.
Ahora que mis ojos miran a otros ojos busco el modo de que se mantengan abiertos por todo el tiempo.
Ahora que mis manos cogen otras manos busco el modo de que se mantengan unidas.
Ahora que mis sueños se elevan al cielo busco el modo de que sean escuchados.
Ahora que mis días son de luz busco el modo de alejarlos de las tinieblas.
Ahora que aprendí que la paciencia todo lo alcanza busco el modo de confiar en mi destino.
Ahora que entendí tus razones busco el modo de colocar en mi tapete toda mi verdad.
Ahora que numeré todos mis errores busco el modo de no volver a cometerlos.
Ahora que me aprietas el alma, que aprendí a caminar sola antes de hacerlo en compañía, que me hablas de futuro cuando yo solo veo mi presente, que calmas y silencias mi mente, que trajiste a mi camino un gran soplo de felicidad, ahora busco el modo de conservarla y ahuyento cualquier posibilidad de perderla. No me prometiste que todo fuera para siempre ni para nunca, pero sí para ahora. Y de ese ahora hago un tesoro que guardo, defiendo y protejo porque aún no aprendí que la felicidad no puede darme más miedo que el dolor aunque sea más fácil vivir en él. Pero sé que sacaste a tu escuadrón para que guíe mis pasos y esta noche recostaré mi cabeza en la almohada con la certeza que todo lo puedo.