
A veces te elijo yo, otras lo haces tú pero siempre acabamos enredándonos en un sinfín de preguntas sin respuestas.
Me haces pensar e intentas llevarme por un camino de piedras y rosas sin espinas pero sé que que en ti encontré mi camino.
Sin hablarme puedo escucharte y sin tocarme revolucionas todo mi mundo hasta ponerlo todo patas arriba.
No eres el mismo pero sabes que soy la misma, sigo siendo esa alma ingenua que construye castillos y no deja que nadie los destruya.
Tienes el poder de dibujar una sonrisa en mi cara y llenar mis ojos de lágrimas. Me das vida, me quitas el aliento y sabes que sucumbo a tus poemas.
Puedes decírmelo en prosa o intentar que comprenda tus versos pero sabes que me ganas con ese olor a nuevo al que no sé resistirme.
Has llenado muchas hojas de mi vida con tu tinta y todas mis historias me recuerdan que siempre me ayudaste cuando estaba rota.
Sabes que no soy de novelas, ni de historias tristes y que no sé leer las entrelíneas de los tratados de filosofía pero enséñame tu lomo y sabrás conquistarme.
A estas horas todos sabrán que hablo de ti no de mí y que cada 23 de abril me alegra homenajearte por haber hecho de tus letras mi destino. Sé que torpemente aún ordeno palabras y que soy monótona en mis temas, que me queda mucho por aprender pero algún día espero convertir toda mi prosa en ese bello poema que ayude a latir a un corazón que lo quiera.
¡Feliz día del libro!
23 de abril de 2022