
El primer día que te miraste al espejo después de sentir cómo se te rompía tu frágil corazón tal vez estabas convencido de que jamás volverías a escuchar sus latidos. Creías todo eso que las palabras de otros te habían hecho creer y todas las fibras de tu cuerpo registraron una tonalidad llena de colores oscuros y tristes.
Te forjaste un nuevo camino lleno de laberintos de los que no sabías salir y trazaste nuevas rutas con destino a cualquier parte. Apagaste cualquier emoción dolorosa y solo te permitiste dar paso a las buenas. En ese momento necesitabas tapar el sol con tu mano y culpabilizar al viento de tus propios tornados.
Ahogaste tus miedos en los océanos y te subiste a todos los aviones que te alejaban de la zona cero. Archivaste los recuerdos, te deshiciste de las imágenes y cerraste la puerta detrás de ti. Pero no te despediste, jamás lo hiciste y seguiste pensando a quien dejabas detrás de aquella puerta.
Pasaron muchos días después de aquel primer espejo y entendiste que solo roba tu paz a quien tú le dejas, que los límites los pones tú y que su boca habla de lo que está repleto su corazón. Mírate ahora en ese espejo y créete merecedor de unos nuevos y fuertes latidos. Mereces ese amor, ese cariño, ese respeto y todo lo bueno que la vida te tenga preparado.
Está bien crearse un nuevo camino pero ya que lo haces que sea sin laberintos que solo enredan el alma y lo complican todo. No vayas a cualquier parte y quédate con quien sientas que es tu hogar. Descubre tus emociones más oscuras, suelta todo el lastre y supéralo. Lo que fue ya se fue. Y cree que aún habiendo ejecutado la pieza de música más complicada a la perfección esa persona jamás la habría escuchado.
Todos somos piezas alguna vez de un puzzle roto, solo sabemos huir y escapar del sol para vivir a la sombra pero culpar al viento de nuestros desastres no nos lleva a solucionarlos. Y sabes que, quiérete tanto como para darle una patada al pasado y saca tus miedos. Deja de cruzar océanos y vuelve a la zona cero para agradecer todo lo que te enseñó. Cierra esa puerta y reconcíliate contigo mismo porque tú eres tu persona favorita.
Seguirás teniendo demonios dentro de ti y fantasmas que te rondarán pero atraerás a tu vida personas que caminarán a tu lado para recordarte que vale la pena cada minuto y cada segundo que pasas a su lado compartiendo, riendo y soñando con un escribir un nuevo principio… y esta vez quizás no haya un final.
Buenísimo, una vez más… todos somos piezas de un o puzzle roto 💔 pero no todos sabemos buscar ese sitio al que debemos pertenecer. Gracias por compartir
Me gustaMe gusta