
Dentro de aquella caja había doce cartas. Cada una de ellas contenida en un sobre de distinto color. Eran colores vivos, fuertes como le gustaban a mamá. En los peores días ella siempre vestía de rojo y se pintaba los labios. Nos decía que lo que estaba feo por dentro necesitaba tiempo pero para lo de fuera había rápida solución.
Eran los primeros días de mayo y aún no habíamos abierto la carta que correspondía a este mes. No eran días felices para nosotras. El domingo sería el día de la madre y el primero que celebraríamos sin ella. Pero queríamos saber lo que había dejado escrito para nosotras.
Fuimos a la habitación cogidas de la mano como si no quisiéramos perdernos o tal vez porque necesitábamos la fuerza de cada una para que la otra continuara. Aunque Elsa fuera la pequeña de las dos yo sabía que ella me sostenía a mí. Su energía era arrolladora y sus ganas de saber doblegaban a mis miedos.
El sol entraba por la ventana e iluminaba toda la estancia. Y así había sido los meses anteriores. Mamá no creía en las casualidades pero sí en las causalidades. Le encantaba jugar con nosotras a las rimas y a los juegos de palabras. Nunca confesó que las matemáticas se le resistían pero la veíamos disfrutar con las letras así que no hizo falta.
Una vez más allí estaba aquella caja que nos llevaría una vez más a viajar a través de las estrellas hasta ella. Elsa estaba impaciente pero a mí siempre se me encogía el alma aunque sabía que después una corriente de felicidad recorrería todo mi cuerpo y se dibujaría una sonrisa en mi carita pecosa.
Esta vez me tocaba abrir la caja a mí. Y allí estaba aquel sobre de color rojo cerrado con un beso. Lo sostuve entre mis manos por un instante porque Elsa estaba impaciente. Lo abrí con cuidado para no romper la solapa y allí estaban cientos de palabras ordenadas…CONTINUARÁ
Y aquí un pedacito de mi próximo proyecto literario. Cada uno de vosotros podéis imaginar que os gustaría leer en una carta escrita por vuestra madre o si lo sois cuáles serían las palabras que les dejaríais a los vuestros. Cuando el corazón de una madre se distancia del corazón de sus hijos y les separa un cielo tener un puñado de palabras escritas en un papel con amor reconfortan el alma.
Quienes me conocen y leen mis entradas saben lo feliz que me hace ser madre. No hay mejor destino para mí que tener a mis dos pequeñas campanillas para una vida. No soy la madre perfecta, no llego a todo, a veces pierdo la paciencia y me vuelvo protestona pero sé que son mi mayor motivación para esforzarme.
Desde este pequeño blog de una mujer y de una madre queremos felicitar a todas las madres y a todas las que ejercen como tal en este mundo. Dar vida no nos hace madres, lo hace dar el mayor de los amores de la forma más incondicional pase lo que pase. Madres casadas, viudas, separadas, solas, mañana abrazad a vuestros hijos y dar gracias por tan inmenso milagro.
¡Feliz Día de la Madre!