
No quiero andar corriendo quiero caminar sintiendo el sol y que la sangre circula por todo mi cuerpo.
No quiero hablar del frío que hace y de los días que faltan aún para que llegue el verano. Quiero aprovechar cada hora de luz para cumplir todos mis sueños.
No quiero siestas de diez minutos quiero dormir pegada a ti durante horas y despertarme con tus ojos mirando los míos.
No quiero huir hacia adelante ni caminar hacia atrás pero no voy a quedarme quieta esperándote porque mis ganas pesan más que mis miedos.
No quiero más despedidas a medianoche ni más planes aplazados. No quiero abrazar con los ojos ni mantener más la distancia. Me agota la incertidumbre y este positivismo que nos invade.
No quiero dejar de ser “yo” para encajar en tu “tú”. No quiero renunciar ni quiero estar detrás. Quiero una llamada que no espero y regalarte mis besos sin que me los pidas.
No quiero ser un alguien más y el próximo guión de una lista. Quiero ser un folio en blanco y el primer capítulo de un libro.
No quiero llevarme el premio pero sí ser la recompensa. Quiero ser destino, camino y final. Ser la oportunidad y una pequeña luz en medio de la oscuridad.
Quiero que todos los pétalos de la margarita sean un sí. Quiero que llueva mientras estoy a cubierto. Quiero que salgas a mi encuentro. Quiero que mi sistema nervioso responda con calma y sosiego. Quiero reírle a la vida y bailarle a los problemas. Quiero creer que puedo y poder creer que es lo que quiero.
Sé que no querer es más fácil que querer porque cuando uno no quiere ni cree ni siente pero prefiero arriesgarme a querer y creer que a vivir sin sentir.