
Fuimos el vals del final de una boda y ahora somos dos canciones que suenan a un ritmo distinto.
Fuimos todas las flores blancas de un jardín y ahora somos solo tallos verdes que perdieron sus espinas.
Fuimos la silueta y la sombra y ahora somos dos personajes que ya no se reflejan el uno en el otro.
Fuimos los más conocidos y las miradas que lo dicen todo y ahora somos dos grandes desconocidos que miran hacia otros lugares.
Fuimos dos caminos y miles de pasos y ahora somos dos senderos que borran las huellas que dejan a su paso.
Fuimos el secreto el uno del otro y la vida que dio vida y ahora somos las agujas de un reloj que nunca marcan las horas en punto.
Fuimos y ya no somos.
Y con un nuevo comienzo me convertí en la bailarina principal de mi propia obra de teatro.
Y con un nuevo comienzo supe que dejaba atrás lo que conocía para adentrarme en lo desconocido. Y no hay nada más desconocido que uno mismo.
Y con un nuevo comienzo cambié flores por arco iris de colores y no esperé a bailar al final de la boda.
Y con un nuevo comienzo ya no quise más secretos ni ser la silueta de nadie pero sí la protagonista de mi historia porque nadie mejor que yo para contarla.
Y con nuevo comienzo no salí a buscar ni dejé que me buscaran. Cosí mis heridas, busqué mi bálsamo y encontré toda la paz que necesito.
Y con un nuevo comienzo abrí mi puerta esa que un día cerré y el viento se coló. Él limpió mis ojos y vi por primera vez lo que mi alma necesitaba.
Yo fui. Tú fuiste. Y ahora somos. Y el tiempo dirá si seremos. Mientras vamos a ser dos desconocidos que mueren por conocerse.