
El tiempo pasó y quitó la maleza de mi camino dejando crecer nuevos brotes verdes y fuertes. Tras la sequía de sentimientos, la lluvia de primavera hizo que mi fuente volviera a brotar con un agua limpia y fresca.
A su tiempo mi tapete volvió a desplegarse encima de la mesa y cada personaje ocupó su papel dentro de él. Ahí estaba él, el que nunca falla, el que siempre llega puntual y cogido de mi mano escupió sus deudas guardadas durante todo este tiempo y aunque no es el cobrador de ellas sabe que el cielo no olvida. Su luz blanca nunca deja de brillar y siempre me trae bendiciones aún en medio de la oscuridad.
Ningún protagonista salvo yo comandando el ejército que tanto desee. Ella mi sueño soñado con ese frágil corazón por el que volvería atrás solo porque ella vale la pena cada segundo de mi vida pero no lo haré solo para que vea que otra vida es posible y que una ausencia jamás pesará más que un nueva oportunidad. Y mi eterna alegría, el auténtico pulso de la vida que latirá por todos y cada uno de nosotros.
Personajes que entran, otros que salen y otros que quedan suspendidos. De uno de los más importantes me despido para siempre porque mis antepasados me transmitieron la firmeza de los sentimientos y no hay nadie que pueda hoy nublar mi amor. Una puerta que se cierra hoy despacito y sin dolor. Otra puerta que se abre para recibir toda la abundancia que hay detrás de ella.
Y a los personajes que quedan ahí suspendidos los pondré en mis oraciones porque si es su destino llegar a mí solo hay un poder que puede permitirlo y no es el mío. Siempre acogí mi destino aunque estuviera lleno de lágrimas y dolores. Aunque no entendí muy bien los planes que la vida tenía para mí preparados solo el tiempo les dio la razón porque mi Fe no era tan grande para aceptar el tamaño de las pruebas.
Saber es necesario y saber qué hacer lo es más. Por el momento, seguiré las huellas y los susurros que me dicen que todo está bien. Asumiré mi responsabilidad y pagaré mis deudas para que el futuro de mi linaje cierre sus heridas. Abrazaré cada palabra y calmaré mi alma entendiendo que hay oportunidades que son bendiciones y si vienen de tantos sitios es que son la luz que siempre busqué.
El tiempo pasará y quien sabe si dentro de un tiempo sobre ese tapete ya solo quedemos tú y yo unidos a un cien por cien o podamos ser el más bonito ochenta por cien que necesitamos. Que el camino nos lleve a nuestro destino.