Ojalá que sí

Llega diciembre y mi aplicación de música me recuerda que este año pasé 26.289 minutos escuchando cientos de canciones. Analizan mis gustos y me definen como alguien aventurero en lo musical. Quizás porque me gusta adentrarme en otros mundos y conocer nuevos espacios.

Hay pocas actividades que me guste hacer sin que suene alguna música aunque sea bajito o de fondo. Quienes me siguen saben que tengo mi propia lista para escribir. Una lista que va cambiando, algunas melodías las he ido eliminando para incorporar otras nuevas. Aunque hay momentos en los que echo la vista atrás no suelo detenerme en las notas del pasado porque eso me impide colocarme para escuchar las del futuro.

El año anterior mi canción era sin letra y reflejaba mi decisión de fluir con la vida y de creer en mí misma. Una pieza musical interpretada con piano y cello que me trajo toda la calma y el sosiego que mi alma necesitaba.

Este año una buena parte de mis minutos musicales los he invertido en una canción con letra que no sería capaz de reproducir entera pero que ha hecho que su mensaje calara en lo más hondo de mi corazón. Y es que él ha sido un poco más protagonista este año. Venía algo roto pero se había curado y nunca había dejado de latir por sus pequeñas campanillas, su familia y sus amigos de verdad.

Ojalá que sí es la canción que más se ha reproducido en mis auriculares. Mitad hablada, mitad cantada y con un título que habla de un gran deseo y de un sueño por cumplir. París como ciudad que ella no conoce y libros que él no ha leído. Sin miedo y con ganas de todo. Sin estrellas y con cicatrices. Unidos pero independientes. Siendo valientes, con un billete de ida y vuelta al universo y queriendo volar juntos.

Sin bola de cristal y jugándolo todo con la intuición de alguien que aprendió a perder sonó esta canción durante estos meses casi en bucle. Con los pies en la tierra y los sueños en el cielo la escuché en los días en los que la necesité.

Diciembre es mes de canciones, villancicos y música. Si no sabes decirle a alguien con tus propias palabras aquello que sientes, tus miedos, tus heridas o hablarle de tus sueños…Díselo con canciones…Nuestros gestos serán recordados nuestras palabras olvidadas o mal interpretadas pero una melodía jamás se olvida y una canción se tatúa en el alma de quien la escucha.

Larga vida a la música, a las canciones y a las notas musicales que ordenan nuestra mente, alejan nuestros miedos y hacen desaparecer nuestros monstruos. Larga vida a quienes comparten nuestros sueños y convierten las dudas en certezas.

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