Llegué al lugar…

Llegué al lugar que buscaba en el que quiero quedarme porque puedo irme. Puedo desplegar mis alas y volar pero eso sería alejarme y quiero estar cerca para echarte de menos cuando esté lejos. No sé si eres mi destino pero sí mi camino. Caminé hacia ti para encontrarte aun sabiendo que tus pies no se movían hacia mí. A veces las historias no son cómo empiezan si no como se tejen los días que las componen.

En el reino de mi fantasía ellas bailan conmigo para siempre aunque les enseñé que los nunca y los siempre no existen. Nadie acaba de dejarnos nunca y nadie permanece siempre con nosotros. Agarró su mano fuerte con la mía y aunque un hilo rojo nos une por toda la eternidad sé que no me pertenecen. Un poquito de mí va con ellas cada mañana al cruzar la puerta de una vida que no controlo porque no es mía es suya y sólo suya.

Es primavera. Algunas noches acudís a mis sueños y sé que queréis de mí pero necesito más tiempo. No cerré mis heridas pero ya no hay sal que escueza. Con vosotros aquí nada hubiera sido igual pero quizás era necesario que todo fuera distinto. Acaricio mis estrellas tatuadas mientras recuerdo vuestro olor y todo eso que me enseñasteis y que no se aprende en los libros. Viviría un año menos de vida solo por haber ganado un año más con vosotros. Volveremos a encontrarnos antes o después.

Se acerca una nueva vuelta al sol. Un nuevo año lleno de días de luz y algún que otro nubarrón. Retos constantes, maternidad a prueba diaria y una vocación que se diluye entre tanto papeleo y tanto molino de viento. No fui tan ingenua para pensar que cambiaría el mundo pero si creía que la educación y el respeto serían eternos y jamás se olvidarían. Quizás el error estuvo en usar otra palabra que no existe como el jamás.

Me quedo aquí conmigo, conociéndome, ayudándome e intentando no castigarme por lo que ya no puedo cambiar. Queriéndome, cuidándome y viviendo sin cargar con las expectativas de nadie. Eso me debilita y no corren tiempos para flaquear. Sé que no escucho siempre a mi cuerpo y que en mi próxima vuelta al sol no puedo dejar que la electricidad de los acontecimientos me descargue.

Solo prometo aquello que voy a cumplir. Intento ser leal y fiel a los que me quieren de verdad. Sé que tengo deudas y no podré saldarlas. Me costó mucho aceptar que esto es así y perdonarme por ello. Pero ya no vuelvo atrás. Ahora me quedo aquí conmigo, contigo, con ellas y con un montón de nuevos ellos y ellas que estamos construyendo.

Llegué al lugar en el que puedo ser yo y dejar de serlo. Ese lugar en el que poder acurrucarme y hablar sin alzar la voz. Ese lugar en el que no necesito estar en estado de alerta. No hay nubes de algodón ni unicornios pero sí arco iris. Y es justo en ese momento que entendí que aquí hay toda la luz que necesito y sé que tú estás ahí para recordarme que mis palabras estén siempre llenas de ella. Y este es un siempre para siempre.

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