
Primeros días de marzo y este mes ya me ofreció la primera de las lecciones y quizás una de las más importantes de los últimos meses. Hacía semanas que no tenía el corazón encogido ni las lágrimas asomaban pero la maternidad es un camino de los más difíciles y solitarios que conozco. Es justo ella quien me hace temblar el suelo bajo mis pies.
Creí que ceder era lo mismo que conceder pero me equivoqué en lo más profundo y el destino viene a cobrarse su deuda. Practiqué mi Fe en él pero amarrando y sin dejar de soltar la cuerda. Cedí porque no tenía otra alternativa pero jamás confié. Quise seguir controlando lo que no era mío solo porque lo que se llevaba es y será lo más preciado que nunca tendré.
No concedí. No lo hice. Y ahora tiempo después miro mi error sabiendo que actué de forma poco consciente quizás porque no estaba preparada para este aprendizaje o porque necesitaba pasar por ello pero no soporto las lecciones que implica que otros acaben siendo los peones de un tablero de ajedrez.
Entre la espada y la pared miro a esa niña comprendiendo lo que grita en silencio y sabiendo que de nada vale que arranque su dolor con mis propias manos. Frente a ella con todos mis límites me siento débil y nadie más que ella puede hacerme sentir así.
En los momentos de paz y sosiego apoya su cabeza sobre mi hombro y coge mi mano con fuerza. A veces dudo si quiere decirme que puedo con todo o es su propia necesidad de saber que ella siempre será única y que la quiero igual que cuando era una pequeña célula palpitando dentro de mí.
Sé que no concedí. Sé que hay errores que duelen. Pero también sé que no me detendré y que no desfalleceré aunque haya días que baje los brazos. Sé que seguir atendiendo mi alma con la terapia me ayudará a ayudarla. Sanaré, sanará y sanaremos juntas.
Y, tú, allá donde estés vas a tener que transmitirme la fuerza de nuestro sistema y de nuestro clan porque sola no quiero hacerlo. Hace mucho que no te lloro aunque tu ausencia siempre me pese pero estás y sigues estando. Necesito de toda esa luz que llevas en tu estrella y que el cielo me perdone por querer robarte un poquito para mí sola.
Marzo si vienes con todo voy a concederte el espacio y el tiempo que necesites…